Salud
Los cambios del cuerpo según la edad
Aunque al pasar los años los cambios físicos son inevitables, el deterioro se puede compensar con actividad física, buen sueño y alimentación adecuada.
Disfrutar de esta etapa de la maternidad es importante, así como retomar lentamente los hábitos previos, entre ellos el ejercicio.
Retomar la actividad física luego del parto, es algo a lo que muchas mujeres le temen por falta de información, por eso, en el marco de la semana mundial de la lactancia, te traemos algunos datos importantes para retomar este hábito.
Durante la lactancia, no solo es posible, sino que también resulta bastante beneficioso retomar el ejercicio. Luego de tener un hijo, volver a la figura previa al embarazo es una de las preocupaciones de las madres, y esto es posible, siempre que se realice bajo las pautas que recomiendan los especialistas.
Luego de la autorización del ginecólogo, las mujeres pueden retomar el ejercicio con una rutina especial por parte de un profesional experto en ejercicio físico, enfocada en el disfrute de esta etapa de la mujer.
En este blog, queremos responder a unas de las preguntas más frecuentes sobre el ejercicio y la lactancia: ¿cuándo y cómo iniciar de nuevo?, ¿qué beneficios tiene el ejercicio post parto? y ¿cómo influye el ejercicio en la lactancia?.
De acuerdo con Leonardo Camargo, médico de BODYTECH siempre es importante que el ejercicio se retome con aval del ginecólogo, sin embargo, en embarazos sin ningún tipo de complicación, es posible iniciar a los 40 días, salvo indicaciones o contraindicaciones médicas.
Si la mamá ya hacía ejercicio previo al parto, la actividad física debe retomarse al 50% de la intensidad tanto en trabajos de fuerza como cardiovasculares .
Para el entrenamiento de la fuerza abdominal, se recomienda que una mamá que tuvo parto natural, reanude el core a los dos meses y si fue a través de cesárea, lo sugerido es que retome luego de 3 meses, dado que en este procedimiento la incisión rompe varios tejidos.
El ejercicio regular es siempre beneficioso y durante la lactancia no es la excepción. La actividad física no solo contribuye de manera significativa a perder la grasa acumulada durante la gestación, sino que mejora la función cardiovascular, la mineralización ósea, es decir, la cantidad de minerales en los huesos, e incrementa la fuerza y flexibilidad muscular. Además, el ejercicio de resistencia y el aeróbico, particularmente, tienen la capacidad de retrasar la pérdida ósea durante la lactancia.
Durante la lactancia el ejercicio ayuda a la madre a reducir el estrés y la ansiedad, lo cual también previene la depresión post parto. La actividad física, también, aumenta la autoestima y produce sensación de bienestar a la madre gracias a la liberación de endorfinas. Es decir, resulta bastante beneficioso para la conexión entre madre e hijo.
La práctica de ejercicio moderado durante la lactancia no afecta ni la cantidad ni a la composición de la leche materna. Sin embargo, es importante subrayar que el ejercicio físico intenso, aún más si la madre no ha sido activa, sí puede influir de forma negativa.
Un ejercicio de alto impacto, puede producir un descenso en la producción de leche y un aumento de su contenido en ácido láctico, disminuyendo así la concentración de IgA (Inmunoglobulina A, anticuerpo), es por ello que no es aconsejable. El ácido láctico tiene un sabor agrio y amargo, que junto con el característico sabor dulce de la leche materna, puede provocar rechazo por parte del bebé.
También es conveniente que la madre tome las medidas de higiene necesarias luego de practicar ejercicio y antes de dar pecho al bebé, ya que el sudor posee un alto contenido en sodio y tiene un sabor salado, por lo que si queda impregnado en la piel el niño puede rechazarlo.
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